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lunes, 16 de noviembre de 2009

La historia del servicio técnico del lavavajillas sordo




Hará un año tengo la mala fortuna de que se me estropea el lavavajillas, marca S, que por lo menos, aún está en garantía. Pues bien, llamó al servicio oficial de la marca, y me dicen que me llamarán en dos días. Me llama el técnico al movil, que supongo tendría un muy mal día, y ante mi petición de llamarle en otro momento, por no tener la agenda delante, me dice con muy malos modos, que no puede hacerlo, más o menos, que le dé fecha y hora en ese momento. Yo alucino.

Le digo que no puedo hacerlo, porque le voy a dar una hora, que no voy a poder cumplir. Le pregunto si puedo llamarle a su movil, tan pronto encuentre la agenda, y me dice que no le va bien o algo así, como no le entiendo bien le insisto y me dice que "si quiero llamar que lo haga, pero que ni se me ocurra pedirle que venga sin la antelación suficiente". Yo le digo que en ningún momento he insinuado que pudiera hacer tan "obscena proposición". En fin, ante una comunicación marcada por el mal día de este señor, que realmente, estaba de muy mal humor, y lo transmitía sin problema, le dije que lo olvidase, que llamaría a la central.

Así lo hice. Llamé a la central. Y les pedí que me enviasen a otro técnico. Le dije que con esté técnico no habia habido buena comunicación Y NO QUERÍA METER EN MI CASA A ALGUIEN CON CIERTAS DOSIS DE AGRESIVIDAD. Pues adivinen, volvió a repetirse la historia de la Caldera R. ¡ No podía cambiar de técnico ¡ Para toda una gran ciudad (vivo cerca de una enorme ciudad con unos 3 millones de habitantes), sólo tenían este técnico "para mi zona". Es decir, que si es un psicópata, me fastidio, y tengo que permitirle la entrada en mi casa, porque la marca S. ha otorgado de manera monopolista, el servicio técnico oficial a una marca, que sólo tiene una empresa en las cercanías de mi pueblo, que está a unos 10 km de distancia.

Conclusión clara: Cuando dentro de 4 años, me llamen de la empresa S, preguntándome si quiero comprar alguno de sus aparatos, ya se imaginan que les voy a responder ¿verdad?

¡ Que pena que existiendo formas de conservar clientes y de obtener prescriptores satisfechos, haya empresas que se especializan en perder no solo ese cliente, sino al menos 7 por cada insatisfecho, que por lo que me parece a mi, no deben de ser minoría¡.

Creo que generar impotencia en un cliente, es de todas las maneras posibles, la mejor ya no para perderle, sino para ganar una persona vínculada emocionalmente a la marca, pero en sentido especialmente negativo. Y si juntamos unas cuántas, tendremos en el futuro, una marca que de una manera o de otra, quebrará, un montón de gente en el paro, y un ¿buen? equipo de marketing, que se preguntará ¿qué hemos hecho mal?.

lunes, 12 de octubre de 2009

Una logística fácilmente comprensible por el cliente es importante para su fidelización


Hoy hemos estado en un restaurante "de campo",tan de campo es, que está en el interior de un bosque. Mucha gente llega a él después de darse el paseo dominguero por el bosque, para recuperar fuerzas con un tentempie o una buena comida.

Por ello, los fines de semana está "hasta los topes" (utilizo espresiones españolas, si alguien no las entiende ruego me lo haga saber:).

No sé si es por que se ven sobrepasados o sencillamente porque no tienen una buena dirección, existe siempre confusión al llegar sobre:

1. ¿A quién hay que dirigirse para hacer el pedido?
Este local tiene personal diferenciado para atender la terraza del interior del local.

Además, para atenderte en las terrazas, no puedes preguntar en el interior del local, sino que tienes que esperar a que te atiendan en la propia terraza "porque ese es su procedimiento".

Lo malo es que no existe ningún lugar donde exista por escrito instrucciones sobre todo esto, con lo que el cliente no habitual, va dando palos de ciego, hasta comprender "el mecánismo".

Además las personas que atienden la terraza, no tienen ningún signo distintivo del resto del personal que atiende las otras áreas. Inevitablemente sueles preguntar al que no es, el cuál se medio-enfada(porque seguro que le preguntan muchas veces), diciéndote que no es él el que se ocupa de eso.

Cuándo preguntas que tienes que hacer, como los que no se ocupan de su sección no conocen el funcionamiento de otras, te suelen dar instrucciones que no se ajustan al real funcionamiento. Ello lleva a que el cliente haga "cosas contrarias al procedimiento" y que el personal manifieste su enfado, porque claro, esto ocurre muchas veces, y ellos también acaban cansándonse.

Solución:

¡Fácil¡ :

- El cliente debe de saber intuitiva y fácilmente los pasos que tiene que dar desde que entra hasta que sale, para conseguir su objetivo.

Por un lado desde la invención de los letreros, parece que se puede facilitar mucho el que un cliente no se sienta perdido ante los "procedimientos" de un local. Es decir, que a lo largo del establecimiento, en lugares estratégicos, aparezca información escrita, clara y concisa que permita que el cliente pueda orientarse fácilmente en todo momento.

- Todo personal que esté en contacto con el público tiene que saber o bien a quién redirigir al cliente para que esté pueda saber en todo momento lo que tiene que hacer o bien incluso, estar informado de los procedimientos básicos y por supuesto, estar entrenado para no mostrar síntomas de fastidio ante las preguntas del cliente.

- La dirección, como responsable de la organización, tiene que estar atenta a estas situaciones, tales como que un empleado reciba consultas de mucha gente desorientada. Tiene que entender que esto es un síntoma de una enfermedad a curar: El cliente no recibe información clara de que pasos tiene que dar para comprar nuestros productos o servicios, y nosotros tenemos que mejorar nuestros procedimientos para que esto no siga pasando.

El cliente estará más satisfecho y nuestros empleados también estarán de mejor humor.

- El personal debe de llevar signos distintivos en función de sus diferentes funciones, para facilitar la fácil visualización de los mismos por el cliente. Estes signos distintivos no deben implicar formas de humillación o ataque a la dignidad de las personas (tales como algunos porteros de hoteles de "clase" que van adornados de tal manera, que parece que tienen una flecha que muestre que pertenecen a la posición más baja de la jerarquía del establecimiento)

Pues todo esto facilita la vida al cliente y a los empleados, con lo cuál todo fluye mejor y se traduce en mayor fidelización del cliente y por tanto más ventas.